Page 3 of 4
¿Le gustaba discutir a Miguel?
Mucho, el tío Miguel era muy discutidor. Una vez, iba con
su coche por San Rafael con José Luis y se metió en un
cambio de rasante por la izquierda. Al otro lado apareció un
guardia, de los pocos que había entonces, y lo paró. Le
llamó la atención y empezaron a discutir. Y claro, el
tío Miguel no tenía mucha razón porque ir en un
cambio de rasante y por la izquierda no es muy correcto. Durante la
discusión el guardia le pidió la documentación.
Cuando se la da mi tío se da cuenta que es de Zaragoza y como
el guardia era aragonés dijo que le perdonaba la infracción.
El tío Miguel saltó diciendo: “usted no me perdona a
mí, no señor, yo le pago a usted la multa”. Es decir,
le dio la vuelta a la tortilla. Tengo otra anécdota. En el
año 1944, cuando mis padres y ellos alquilaron una casa en San
Rafael, una casona, fui al río, a una poza, a bañarnos.
Íbamos muchos días a bañarnos mis hermanos y yo.
Y se venía el tío Miguel con nosotros. Me acuerdo que
era domingo, por lo que había muchos domingueros. Eran unos
golfos que empezaron a decir burradas y a hacer barbaridades,
rompiendo la presa… La presa estaba para aguantar el agua y poder
nadar un poco. El tío Miguel estaba indignado con ellos y les
llamó la atención dos, tres y cuatro veces. Y lo
pusieron a parir, le llamaban “viejo estúpido”, aunque no
era tan viejo. El tío seguía echándoles la
bronca. No le pegaron de milagro. Yo tendría en ese momento
seis o siete años. Al final no pasó a mayores, sólo
le insultaron. Pero se me quedó grabado el hecho de que les
siguió dando la vara por lo maleducados que eran esas
personas.
Luego le devolvieron la cátedra.
Sí, pero después de la Guerra Mundial. El régimen
de Franco en aquella época empezó a realizar ciertos
gestos. Montó unas Cortes y una democracia orgánica,
aunque no sabíamos muy bien que era eso. Inventó cosas
así y devolvió la cátedra a algunas personas,
como a mi tío. El tío Miguel se incorporó a la
universidad y dio su primera clase de doctorado. Se llenó de
antiguos alumnos. Asistieron entre otros, mi hermano José
Luis, quien estaba haciendo el doctorado de Química. El tío
Miguel empezó diciendo “decíamos ayer”, la frase de
Fray Luis de León. Lo dijo para no contar lo que había
pasado y no tener que contar su vida anterior. Le dieron una ovación
enorme cuando terminó, por lo bien que explicaba. Era un
maestro. Los alumnos siempre han dicho que le entendían muy
bien cuando explicaba Física.
Tengo entendido que un día le tomó el pelo de
forma cariñosa.
En 1944 mi familia tenía una casona en San Rafael, y un
vino la tía Jimena y el tío Miguel por la tarde. Solían
venir de vez en cuando. Mi hermano Julio y yo teníamos
inventado una radio que estaba conectada a un micrófono
mediante unos alambres. Con lo cual, hablábamos nosotros y
salía por la radio, es decir, era una radio falsa. Cuando el
tío Miguel se marchaba y ya se estaba despidiendo la radio
empezó a hablar. Y contábamos la invasión de
Normandía, lo que estaba sucediendo en aquel momento. Pero lo
contamos con barbaridades y disparates. Mi tío se quedó
paralizado escuchando la radio, creyendo que era verdad. Y me acuerdo
que decíamos: “En este momento se acerca al micrófono
el General Moscardó”, que era quien defendía el
Alcázar de Toledo. Y mi tío se quedaba pensado: “¡¡Qué
disparate!!”. Se quedo diez minutos escuchando todos aquellos
disparates, todo inventado. Estaba asombrado hasta que ya se iba y
sonó desde la radio “adiós tío Miguel”. Se
volvió ya riéndose.
¿Qué impresión le ha dejado la figura de
Miguel Catalán?
Nosotros, los Bauluz, pertenecíamos a una familia muy
religiosa. A lo largo de la vida he cambiado completamente al otro
lado. Algo ha influido ver a una persona como Miguel, a quien en
aquella época le teníamos muy mal juzgado cuando tenía
ocho, nueve o diez años, porque era un hombre de izquierdas y
que no iba a misa. Al final, para nosotros no es que haya sido un
guía, porque ha estado muy lejos para poder serlo, pero a lo
largo del tiempo se ha demostrado que él tenía razón
y nosotros no. Eso siempre lo tengo en cuenta. Otros de la familia
han sido lo contrario, me dieron ejemplo en aquella época,
pero no los valores de respeto, de democracia y de libertad. Los
Catalán eran gente que utilizaban esos valores que en aquella
época no estaban bien vistos. Ese mundo se resolvió
favorablemente, al menos a mi parecer, viendo de lejos a l tío
Miguel. Siempre me he acordado de él en ese aspecto.
¿Le dio alguna vez clase?
En el colegio dio clases, aunque nunca a mí. En Madrid
estudié en el Instituto Escuela. En la Guerra salimos para San
Sebastián y ya no pudimos volver a Madrid hasta después
de la guerra. Por tanto, no me dio clase. Ya en 1957 yo estuve de
profesor en el Colegio Estudio, en la calle Miguel Ángel, y
veía al tío Miguel pero nunca como mi profesor. Sus
alumnos, todos, hablan de él como un gran profesor, un gran
maestro y un gran explicador. Tuvo un libro publicado sobre enseñanza
de Física porque tenía que ganarse la vida.
|