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¿Por qué cree que la historia puede
recordar a Miguel Catalán?
Supongo que por su faceta de investigador y por el
descubrimiento de los multipletes, que ha hecho que la Luna tenga un
cráter con su nombre. Fundamentalmente por eso. Que haya sido
un magnífico profesor queda en segundo plano.
¿Y usted?<
Por una persona íntegra y completa en
conocimientos, en saber transmitirlos. Una persona seria y honrada.
¿Era Miguel Catalán un hombre
adelantado a su tiempo?
Por supuesto. Formó parte en aquella de época
gloriosa para España antes de la guerra, antes de irse al
traste. Formó parte de esa gente magnífica que hubo en
España en diversas ramas. Él era una figura insigne.
Dentro de mi familia, las familias Catalán y Menéndez
Pidal han sido consideradas como una familia de gran prestigio. Pero
todos ellos, él, su mujer, su suegro, su suegra…
¿Cree que las clases de Miguel Catalán han podido
influir en sus alumnos del momento en cuanto a su dedicación
por la Física de manera profesional?
Seguro que sí. Pero en mi año apenas
nos dio un curso completo. Lo interrumpió para realizar sus
investigaciones y puede que quedase algo corto. Pero si que creo que
pudiera influir en otros estudiantes porque la enseñanza que
daba te aproximaba mucho a la Física, y te facilitaba el
conocimiento de la misma y el cariño por estudiar esa
asignatura. Esto ocurrió en otros estudiantes posteriores a
nosotros, que tuvieron la suerte de dar clase con él durante
más tiempo. En mi caso quizás fue algo corto, pero de
ese corto espacio de tiempo tengo un recuerdo maravilloso.
Si tuviera que elegir algo de su faceta como
docente, ¿cuál sería?
Recuerdo muy bien, además de la claridad con
la que exponía incluso los temas más arduos, emanaba
una autoridad propia maravillosa. Para mantener el silencio y la
atención durante sus clases no tenía que levantar la
voz ni un decibelio. Simplemente con decir dos palabras y con su
presencia transmitía autoridad a todo el mundo. Nadie se
atrevía. Era un hombre con una presencia increíble. Y
siempre sin estruendos y con simpatía.
Otra forma de resumir su carrera es que antes de muerto fue
elegido Académico de Número de la Real Academia de las
Ciencias.
También. Pero esa faceta, aunque la conozco
no la he vivido intensamente. Sé que lo ha sido. Incluso en
1970 a un cráter de la Luna le dieron su nombre. Esto es
curioso, ya que la gente no sabe nada al respecto. Sin embargo no hay
mucho físicos que hayan llegado a esa altura. Eso convendría
destacarlo, para que nos enteremos los españoles que hay un
hombre de esa categoría. Parece que nadie le da importancia.
¿Qué es lo último que recuerda de Miguel
Catalán?
Lo último que recuerdo, no de él
directamente sino de forma indirecta fue su funeral. Murió en
la Clínica de la Concepción. Estuve allí en sus
últimos momentos, junto con muchos otros ex alumnos del
colegio. También recuerdo una fiesta del colegio donde nos
habló sobre su viaje a Estados Unidos, de sus compañeros
que tenía en el exilio, de cómo hablaba con ellos. Pero
la última de todas su funeral.
¿Fue numeroso el funeral?
Había mucha gente. Cuando estuve allí
había muchísimos ex alumnos. Yo tendría veinte
años en ese momento. Hacía seis años, más
o menos, que había terminado el colegio.
¿Cómo definirías a Catalán?
Un hombre con una integridad personal exquisita. Tenía una
autoridad y un saber estar como ningún otro.
Independientemente de sus conocimientos, su saber y su magistral
carrera fue un hombre de una pieza.
¿Un defecto?
Era muy discutidor, pero eso tampoco es un defecto,
puede ser incluso una virtud. Mi hermano Pedro me dijo alguna vez que
Miguel era un hombre que no se callaba nunca. No sé si alguien
le empujó al salir o al entrar en el vagón de Metro un
día y le increpó a esa persona. Miguel estaba dispuesto
a defender lo que tenía que defender.
Fue un hombre apuesto
Fuera de las clases, me vienen a la mente muchas
imágenes rodeado de las chicas, quienes le adoraban. Siempre
era muy simpático con ellas.
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