Juan Ignacio Martín Burgón |
Written by Administrador | |
Wednesday, 18 October 2006 | |
“La familia Catalán-Menéndez Pidal siempre ha sido una familia de referencia” “La educación secundaria y Catalán siempre han ido de la mano” “Nunca he tenido un profesor con tanta claridad”
He sabido de Miguel Catalán durante toda mi vida. Y ha sido
así porque veraneaba en San Rafael con mi familia cada año,
y es precisamente allí donde veraneaba Miguel y su esposa. Mi
familia y yo pasamos la época que duró la Guerra Civil
en Segovia, lo mismo que hizo él. En otras palabras, siempre
hemos tenido mucho contacto. Para nosotros, la familia
Catalán-Menéndez Pidal siempre ha sido una familia de
referencia. Es más, mi hermano Perico Martín Burgón
estuvo conviviendo con ellos durante muchos años, como si
fuese su hijo. Perico iba y venía con ellos, se pasaba media
vida a su lado. En Segovia, antes de montar el Colegio Estudio,
Perico empezó a estudiar el ingresó en Bachillerato y fueron
Miguel y Jimena quienes le prepararon. Tengo leves recuerdos de
Miguel conmigo, paseando por San Rafael. Si cierro los ojos le
imagino con un jersey sin mangas andando hacia el puerto. Con Miguel directamente sólo tuve clase en Séptimo de Reválida, el último curso de Bachillerato. Tuve la suerte de que, al menos, nos dio clase de Física ese año, aunque no durante todo el curso. Dejó España casi a final de curso para viajar a Estados Unidos. Fue hasta allí por sus investigaciones, para seguir descubriendo. Pero sí nos dio un buen tramo del curso. Explicaba la Física de maravilla. La Física parecía una cosa facilísima contada por él. Además de ser un magnífico profesor tengo un recuerdo bueno de él durante una de sus clases. Organizó unas charlas o conferencias que nos hacía dar a los alumnos sobre temas muy diversos que no tenían nada que ver con la Física. Por ejemplo, yo preparé una conferencia en esa época sobre Sudáfrica y la Guerra de los Boers. Otros alumnos prepararon otras, pero siempre de temas culturales e interesantes. Gracias a él obtuvimos otros conocimientos a parte de lo que es meramente la Física. Le recuerdo como un hombre con un carácter encantador. Fue una persona muy popular, de hecho, entre clase y clase siempre estaba rodeado de alumnos, sobre todo de chicas, que siempre querían hablar con él. Mucha, podríamos decir que la educación secundaria y Catalán siempre han ido de la mano. Como marido de Jimena, estaba muy vinculado al Colegio. No obstante, Jimena fue la directora. Miguel Catalán tenía un carácter muy afable y siempre iba a cuerpo. Me refiero a su forma de vestir, nunca llevaba abrigo ni chaleco ni nada. Sólo iba con una camisa y una chaqueta. En ese sentido fue un hombre muy peculiar. Es una característica que heredó de él su sobrino José Luis Baulúz. Siempre iba a cuerpo. Era un hombre deportivo, con buena facha, simpático, agradable. Las clases con él eran una delicia. Todo el mundo sabe que la Física, en general, es una materia ardua, difícil. Aunque parezca mentira oírle dar la materia, explicando el movimiento ondulatorio y demás o los temas de velocidad, era como un cuento. Parecía una cosa sencillísima. Lo malo para los alumnos fue que no terminó el curso por lo que ya dije, fue una pena. Nos cambiaron a otro profesor que no se parecía nada a él. Pero el tiempo que nos dio él nos marcó a muchos. Eso sin duda. No, como universitario no le conocí porque estudié una ingeniería y ya no tuve mucho más contacto. Sólo le he conocido aquí por referencia de terceros pero nada personal. De todas formas, todas estas referencias han sido siempre muy positivas. Sí, le gustaba mucho el campo, los ríos. Mi hermano Pedro tuvo una relación casi de hijo adoptivo, de pariente próximo, y fue quien iba con el a bañarse al río. Nosotros íbamos mucho a su casa en San Rafael. Le gustaba mucho la vida en la naturaleza. Siempre le gustaba bañarse con otras familias. Le encantaba hacer vida en un río que había cerca. En ese río era donde nos bañábamos muchas familias de San Rafael. Él se entretenía haciendo las pozas con sus propias manos, le gustaba mantenerlas y darse chapuzones en ellas. De los años 40. Porque fue un año después de terminar la Guerra Civil. Efectivamente, a nosotros el 18 de julio nos cogió veraneando en San Rafael, junto con Miguel Catalán y los Menéndez Pidal. Le sucedió lo mismo a la familia Terán. La guerra nos arrastró hacia Segovia y allí pasamos los cuatro años siguientes. Mi padre siempre me contaba que mi hermano mayor, Pedro, iba todos los días a la casa de Menéndez Pidal porque estudiaba con ellos. Mi padre iba a buscarle y siempre se pasaba mucho rato charlando con Miguel Catalán o con doña María Goyri, la mujer de Don Ramón Menéndez Pidal. Precisamente Don Ramón solía estar fuera. Don Ramón fue presidente de la Real Academia Española durante muchos años y un filólogo extraordinario. Sus hijos fueron Jimena, que se casó con Miguel y Gonzalo que se casó con Rosa Bernis. Vivieron todos juntos en el chalet de Chamartín. Tuvo muchas dificultades, de eso no hay duda. Si no hubiera sido por la Guerra Civil Española es bastante probable que hubiera llegado a cotas más altas. Fue más bien un investigador, aunque tenía un valor docente maravilloso. Oírle dar una clase era algo único. Lo poco que le conocí, que fue cuando hice Séptimo de Bachillerato, y lo que le veía en el pasillo entre clase y clase, es que era un hombre de una palabra fácil, bien recibido y maravilloso en general. Pero también fue un investigador de primera línea. De esa faceta de su vida no conozco tanto en primera persona, pero sí sobre lo que he leído de él en este sentido. Tanto que tuvo un nivel internacional, todos los científicos del momento querían trabajar con él, incluso los de Estados Unidos y el resto de Europa. Seguramente lo saben mejor los estudiantes universitarios. Ellos son quienes lo han podido distinguir más sobre todo porque ya tenían una capacidad para distinguirlo. Los estudiantes del colegio no teníamos aún esa facultad. Estoy seguro de que serían unas clases aún más magistrales. De todas formas, en Bachillerato nunca he tenido un profesor con tanta claridad. Sobretodo teniendo en cuenta otras asignaturas humanísticas y la aridez de la Física. Aquello era una clase que siempre querías que llegase porque era entretenidísima, facilísima. Insisto, era una maravilla oírle. Yo fui un hombre de ciencias porque estudié ingeniería, y las recuerdo como una delicia. No sé, ambas. Recuerdo clases teóricas también muy bonitas. Recuerdo perfectamente una clase, a pesar de los años que han transcurrido, sobre el movimiento oscilatorio armónico, hablando del periodo y la frecuencia… no sé, temas teóricos, temas arduos. Luego tenía esos libros didácticos que había escrito sobre Física que eran deliciosos. Él escribió unos libros de Bachillerato en colaboración con Bernis. Sí, al parecer también dio clases en un instituto de la ciudad. Al estar esos cuatro años en Segovia, desde el 18 de julio de 1936 hasta el fin de la Guerra Civil, no quiso separarse de su carrera docente. No, he leído cosas de él porque le tengo mucha admiración y respeto, pero directamente no he visto ni he trabajado a su lado. Es decir, yo sólo aprendí de él como bachiller, no como universitario. No, yo elegí una carrera de ingeniería, que es una rama más relacionada con las Matemáticas. Allí me dio clase un magnífico profesor que es sobrino suyo, José Luis Bauluz. Sólo tuvo influencia el curso de bachillerato. Supongo que por su faceta de investigador y por el descubrimiento de los multipletes, que ha hecho que la Luna tenga un cráter con su nombre. Fundamentalmente por eso. Que haya sido un magnífico profesor queda en segundo plano. Por una persona íntegra y completa en conocimientos, en saber transmitirlos. Una persona seria y honrada. Por supuesto. Formó parte en aquella de época gloriosa para España antes de la guerra, antes de irse al traste. Formó parte de esa gente magnífica que hubo en España en diversas ramas. Él era una figura insigne. Dentro de mi familia, las familias Catalán y Menéndez Pidal han sido consideradas como una familia de gran prestigio. Pero todos ellos, él, su mujer, su suegro, su suegra… Seguro que sí. Pero en mi año apenas nos dio un curso completo. Lo interrumpió para realizar sus investigaciones y puede que quedase algo corto. Pero si que creo que pudiera influir en otros estudiantes porque la enseñanza que daba te aproximaba mucho a la Física, y te facilitaba el conocimiento de la misma y el cariño por estudiar esa asignatura. Esto ocurrió en otros estudiantes posteriores a nosotros, que tuvieron la suerte de dar clase con él durante más tiempo. En mi caso quizás fue algo corto, pero de ese corto espacio de tiempo tengo un recuerdo maravilloso. Recuerdo muy bien, además de la claridad con la que exponía incluso los temas más arduos, emanaba una autoridad propia maravillosa. Para mantener el silencio y la atención durante sus clases no tenía que levantar la voz ni un decibelio. Simplemente con decir dos palabras y con su presencia transmitía autoridad a todo el mundo. Nadie se atrevía. Era un hombre con una presencia increíble. Y siempre sin estruendos y con simpatía. También. Pero esa faceta, aunque la conozco no la he vivido intensamente. Sé que lo ha sido. Incluso en 1970 a un cráter de la Luna le dieron su nombre. Esto es curioso, ya que la gente no sabe nada al respecto. Sin embargo no hay mucho físicos que hayan llegado a esa altura. Eso convendría destacarlo, para que nos enteremos los españoles que hay un hombre de esa categoría. Parece que nadie le da importancia. Lo último que recuerdo, no de él directamente sino de forma indirecta fue su funeral. Murió en la Clínica de la Concepción. Estuve allí en sus últimos momentos, junto con muchos otros ex alumnos del colegio. También recuerdo una fiesta del colegio donde nos habló sobre su viaje a Estados Unidos, de sus compañeros que tenía en el exilio, de cómo hablaba con ellos. Pero la última de todas su funeral. Había mucha gente. Cuando estuve allí había muchísimos ex alumnos. Yo tendría veinte años en ese momento. Hacía seis años, más o menos, que había terminado el colegio. Un hombre con una integridad personal exquisita. Tenía una autoridad y un saber estar como ningún otro. Independientemente de sus conocimientos, su saber y su magistral carrera fue un hombre de una pieza. Era muy discutidor, pero eso tampoco es un defecto, puede ser incluso una virtud. Mi hermano Pedro me dijo alguna vez que Miguel era un hombre que no se callaba nunca. No sé si alguien le empujó al salir o al entrar en el vagón de Metro un día y le increpó a esa persona. Miguel estaba dispuesto a defender lo que tenía que defender. Fuera de las clases, me vienen a la mente muchas imágenes rodeado de las chicas, quienes le adoraban. Siempre era muy simpático con ellas. |
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Last Updated ( Tuesday, 26 December 2006 ) |