Gabriel Barceló Rico-Avello |
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Wednesday, 15 November 2006 | |
Una mañana de finales de marzo del año 1953, al llegar al Colegio, me llamaron urgentemente de dirección. Mientras iba diligente a ese despacho, recomponía en mi cabeza los posibles paquetes que podría recibir, sin realmente, comprender la urgencia de la llamada. Al llegar a dirección, ante mi asombro, fui recibido con risas y algarabía por las profesoras que allí estaban. La preocupación aumentó, pues eso si que era inaudito!!!. Pero, sin más preámbulos, me entregaron un sobre procedente de Estados Unidos, a mí dirigido. Realmente la cosa era extraña, no comprendía nada… Todavía estupefacto, me señalaron el
remite de Miguel Catalán, y me instaron a abrir con
diligencia el sobre a mi dirigido. Mientras balbuceaba que debía
haber un error, que la carta tenía que estar dirigida a mi
padre, que se llamaba igual que yo… pero ni caso!! tenia que
abrirla!! en cuanto la abrí me la arrebataron, y tardé tiempo
en comprender de verdad lo que ocurría, y enterarme de su
contenido. Junto a la carta venían unos recortes de de
periódicos americanos, en los que aparecía mi foto,
junto con la reproducción de una especie de
caricatura-autorretrato que tres años antes había hecho
en una clase de dibujo, con el subtítulo de “The contentet man”.
Acabé enterándome, depues de que alguien tradujese los textos de los periódicos americanos, que el Colegio había enviado una serie de dibujos a un concurso de una entidad americana, que estos dibujos, junto a los de otros niños europeos, habían constituido una exposición itinerante por toda Europa, y que al final, dos años después, se habían expuesto en la universidad de Nueva York, siendo el mío, al parecer uno de los más originales, al menos así lo creían los críticos de arte de esos periódicos. Fui comprendiendo poco a poco lo sucedido, llenándome de orgullo que nuestro profesor Miguel Catalán me hubiese identificado desde su laboratorio de Princeton, que me hubiese escrito, y que me tratase de ¡buen amigo!, todo eso: ¡A mi!, pero también, en el fondo me alagaba que para los americanos fuese un MAN, o sea un hombre, y además, según ellos, contento. Volví a acordarme de que aquel día, por las prisas, el dibujo lo había entregado sin poder acabarlo y que, desgraciadamente, dibujaba muy mal, por mucho que los americanos se hubieran fijado en mi autorretrato, tirando a caricatura…La que sí pintaba bien era mi madre, ella sí que sabía dibujar! Todavía en aquel extraño batiburrillo, una profesora me recomendó que no lo guardase, que antes de llevarlo a casa lo dejase en el tablón de anuncios para que lo vieran otros alumnos, lo cual me ayudó a hacer, ya que le pedí que lo pusiera lo más arriba posible del tablón, para que no me lo rompiesen o extraviasen, y ya terminada la fiesta tuve que volver a clase. En cada cambio de clase salía a ver si la carta y las reseñas de los periódicos seguían allí, que aquello había ocurrido de verdad, y que nadie lo cogiese, ya que se lo tenía que llevar a mis padres y hermana como me decía Miguel. Al legar a casa, ya más sosegado, se lo enseñe a
mi familia, y mi padre comento que Miguel se había equivocado
de fecha, ya que estábamos en 1953… Madrid octubre de 2006
Gabriel
Barceló Rico-Avello Sobre desde EEUU |
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Last Updated ( Friday, 15 December 2006 ) |